Protozoos como bioindicadores de la calidad de agua

La degradación ambiental y los contaminantes afectan directamente a las comunidades acuáticas alterando la composición de especies, y en particular afecta rápidamente a los protozoos debido a sus altas tasas de renovación. La abundancia de ciliados y ciertas especies indicadoras de amebas entregan una información detallada sobre la degradación pasada y presente, aspecto que contrasta con un análisis fisicoquímico que representa una contaminación puntual en el momento del muestreo. Los protozoos son eficientes en la recolección de microbios como su alimento, porque son lo suficientemente pequeños con tiempos generacionales similares a estas partículas de alimento. En términos cuantitativos, los protozoos con su actividad bacterívora son organismos importantes que controlan la abundancia de microbios en ambientes acuáticos, incluidos los sedimentos.
El uso de protozoos (ciliados, amebas) como bioindicadores permite la detección de aquella contaminación intermitente como las emisiones nocturnas y situaciones a largo plazo. La presencia ó ausencia de conjuntos de especies sirve como ‘proxy’ para detectar muchas sustancias, ya que sus células responden a esos contaminantes, difícilmente analizable por algún laboratorio químico. Además, los protozoos son bioindicadores ideales ya que estos grupos están compuestos por especies de una distribución mayoritariamente cosmopolita. Por lo tanto, el sistema causa-efecto de estas especies indicadoras tiene una aplicabilidad mundial. Debido a que los conjuntos de especies de protozoos difieren entre los distintos sistemas acuáticos, también sirven como indicadores del estado de un ecosistema. Los grupos de ciliados pueden influir en el estado funcional de un sistema, reflejando problemas ambientales tales como la degradación de la calidad del agua. En consecuencia, la composición de las especies indicadoras sirve como 'proxy' para lograr las reducciones necesarias de los contaminantes, así como los objetivos de restauración ecológica1. El índice sapróbico se basa en un sistema de evaluación biológica (DIN 38410, 2004; ÖNORM M6118, 2017) que cuantifica los niveles de contaminación causados por sustancias orgánicas degradables. Debido a su gran diversidad genética y fenotípica, los ciliados y las amebas testáceas muestran una amplia distribución espacial, existiendo en suelos, humedales, en los espacios intersticiales en lechos fluviales, etc.2,3.

Publicaciones científicas seleccionadas

1. Payne, R. 2013. Acta Protozool. 52, 105.
2. Schmid-Araya, J.M. 1994.  Limnol. Oceanogr. 39, 1813  ( descarga esta publicación ).
3. Schmid, P.E. & Schmid-Araya, J.M. 2010. Arch. Hydrobiol. 176, 365 ( leer el resumen).